Agosto de 2009
Acabo de empezar la lectura del segundo libro sobre éticas femeninas o feminstas, también conocidas como éticas del "cuidado", una lectura imprescindible para poder ver todos los puntos de vista posibles, o al menos la mayor parte, dentro del mundo de la filosofía moral. Por avatares de la vida, ambos libros están en inglés, y su lectura en el idioma original me ha dado una mejor comprensión de la semántica que se esconde tras la palabra "cuidado".
A todos los efectos, "cuidado" es una traducción directa de la palabra "care", ahora bien, de mis viejos tiempos de traductor de textos de lengua inglesa (en mi caso se trataba del ámbito de la informática), he recuperado mi preocupación por una traducción fiel y con ella he llegado a las siguientes conclusiones:
Si no he entendido mal, se trata más de preocuparse por el otro, de implicarse más estrechamente en la vida de los demás y tener en cuenta su situación. Frente a la lógica abstracta y aislada que impera en la moral masculina, la ética o moral femenina tiene en cuenta muchos más factores, que son resultado de implicarse más cercanamente a la realidad de la otra persona. Esto no implica necesariamente cuidar de ella, pero sí tener en cuenta sus pensamientos, sus sentimientos y las circunstancias que la rodean.
Por lo tanto, si yo hubiera sido el traductor del término, lo había traducido por éticas de la "implicación" o éticas de la "preocupación".
Aunque pueda parecer que esta diferencia no es relevante, genera una aproximación completamente distinta para personas como nosotros, personas discriminadas por nuestra diversidad funcional, a las que tradicionalmente se han "cuidado" en lugar de proporcionarnos derechos, una aproximación que ha tenido consecuencias desastrosas para para muchos de nosotros. Por ello, nosotros somos más proclives a aceptar una ética de la "implicación" de una ética del "cuidado".