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Carta a Isabelle

Febrero 2011



Hola Isabelle,


He venido a verte porque sè que te sientes muy mal y no se lo quieres contar a nadie. Vamos a hablar un ratito si quieres y todo lo que hablemos será entre tú y yo. No hablaremos con nadie más si tú no quieres, ese es mi trato. Esta habitación guarda todos los secretos y no hay ninguna palabra que pueda salir por esa puerta sin tu permiso, este es nuestro lugar seguro.

Sé que te pasa algo malo y que lo guardas dentro de ti porque piensas que no lo puedes hablar. Si liberas las palabras que duelen y que están prisioneras en tu corazón te sentirás mejor, porque dejarán de hacer daño dentro de ti. Yo lo escucharé y se quedarán en esta habitación hasta que tú quieras. Ya no estás sola, ahora yo estoy contigo.

Lo que sucede es que alguien te está asustando ¿verdad? Lo puedo adivinar porque cuando yo era como tú de pequeñita también había alguien que me asustaba, era un monstruo, y vivía en mi casa.

Solía venir a verme por las noches, cuando todo el mundo dormía y yo no podía avisar a nadie. Al principio sólo recuerdo que era una sombra que entraba en mi habitación, cada noche me acostaba en la cama con mucho miedo porque sabía que cuando todo el mundo durmiese y la luz estuviera apagada vendría a por mí. Pensaba que yo era mala o había algo malo en mí para que viniesen a castigarme.

No quería ir a la cama, le pedía a mi mamá que se quedase a dormir conmigo, "pero eso no podía ser porque cada uno tiene que dormir en su cama", me decía ella, "no tengas miedo", pero no sabía cómo hacer para que mi mamá entendiera que yo tenía miedo, miedo de verdad porque en cuanto ella se durmiera y estuviera en otra habitación, la sombra iba a venir a mi cuarto. Todas las noches me despertaba en mitad de la noche y miraba el pasillo desde la cama, vigilando, tenía mucho, mucho miedo.

Esa sombra que venía a verme era papá, que se habñia convertido en un monstruo, un monstruo malo y de corazón oscuro que no me cuidaba, ni me quería, ni era bueno, que no sé por qué pero venía a hacerme cosas que no entendía, que no me gustaban y que me hacían sentir muy mal. Cuando tuve unos años más decidí ir a la habitación de mi hermano cuando me despertaba por las noches, buscando protección, pero él no me protegía, a él también le visitaba un monstruo y su corazón también estaba contaminado, aún así prefería a mi hermano que a mi padre.

Al día siguiente de las visitas de la sombra no sabía si lo que había pasado por la noche era un sueño, o era verdad, pero lo que sabía era que yo no era una niña inocente, ese ser me robaba la inocencia cada noche haciéndome cosas y tocándome en sitios que escapaban de mi mundo de niña, de mi entendimiento y de mi inocencia.

Por el día no veía al monstruo, pero seguía sintiendo miedo y no quería quedarme sola. Me sentía muy triste siempre y en el cole no me sentía bien con las otras niñas, no era tan alegre como ellas y no entendía por qué no podía serlo. Pensaba que había algo malo en mí, pero no quería contarle a nadie que tenía miedo de una sombra que venía a mi cuarto por las noches, porque sentía que lo que me hacía era sucio, feo, que si lo contaba me quedaría aún más sola, que me rechazarían y les daría asco estar conmigo. Sentía envidia de todas ellas porque no tenían sombras en sus casas y podían dormir bien y ser niñas alegres e inocentes y se sentían bien con ellas mismas.

Ahora sé que el problema no estaba dentro de mí, sino dentro del corazón de ese señor que me hacía daño porque sí y que me hacía cosas que yo no quería.

Por eso he venido a verte, para contarte mi historia y para que entiendas que sea quien sea el que te esté haciendo mal, sea quien sea esa persona, no tiene derecho a hacerte nada malo. Esa persona tiene el corazón oscuro porque sólo las personas de corazón oscuro hacen daño a los otros, sobre todo a los que son indefensos e inocentes. Tú eres inocente, no tienes la culpa de que esa persona quiera hacerte daño, es él el que está enfermo en su corazón y quiere hacer daño y te ha elegido a ti porque estás cerca y sabe que tú no vas a contárselo a nadie. No te dejes engañar, lo que te hace no está bien, no es por tu bien y no lo hace porque te quiere, lo hace porque es malo y egoísta y pagará por esto que te está haciendo.

Si quieres podemos hablar con mamá, pero sólo si quieres para que esa persona que te hace daño se vaya lejos de ti. También puedes contar conmigo, yo voy a hacer todo lo que esté en mi mano para protegerte y para que nadie más abuse de ti. Ya no estás sola y no tienes que llevar tú sola esa carga.

No eres distinta a las otras niñas, tu corazón es limpio y puro, eres igual de buena que cualquier otra niña. Puedes hacer las mismas cosas que el resto de niños en el mundo y nadie te va a castigar por lo que te sucede, al contrario, te vamos a querer y proteger para que puedas recuperar la felicidad, la sonrisa y la alegría. Lo que pasó ya pasó, no va a volver a suceder. Ahora alejaremos el mal muy muy muy lejos y nunca más volverá a hacerte daño. Tienes toda la vida por delante para ser una niña feliz y hacer lo que más te guste en el mundo. Deja atrás ese dolor y agarra mi mano, salgamos por esa puerta con la cabeza bien alta. Puedes ser lo que elijas ser, y ahuyentaremos juntas a las sombras que se crucen en tu camino.